¡Oh Divino Maestro!

De todo lo que me has dado

creí haberme desprendido para llegar a ti.

¡Qué tonta!

 

Todavía he de implorar por tu Fuerza Divina si quiero

desprenderme de esa tabla de salvación que me he creado

con tu imagen, tu amor y tu existencia,

para cruzar a la otra orilla.

 

Sé que para entrar en tu Dominio,

Nada es permitido,

Ni siquiera eso.

Que todo eso es una ayuda que nos has enviado.

Que debo ir sola, limpia de imágenes y pensamientos.

¡La mente no tiene su poderío ahí!

Ella no es capaz de comprenderte.

 

Sé que esa balsa ya no es necesaria

Pero se me hace muy difícil desprenderme de ella, de eso, de la ilusión.

De todo este implorar, de todo este adorar.

La energía del hábito ignorante, el mundo creado por la mente - bueno o malo -

no quiere darse por vencido.

 

Quiere nuestra dependencia para sobrevivir,

Sin saber que su transmutación es por el bien de todos,

Por nuestro desarrollo, por nuestro crecimiento, por nuestra

evolución, por nuestro despertar,

por llegar a casa y no deambular más, por la paz, por el descanso,

¡por la Iluminación!

 

¡Oh Padre, mi vida te la ofrezco,

y así, sin mente, sin pensamientos, sin pertenencias,

toma este cuerpo inerte despojado de todo,

toma esta alma triunfante en su camino a ti,

y desciende para obtener lo que nunca ha dejado de ser tuyo.

 

¡Que todo los seres vivan felices y en paz!

Deseándoles a todos la Paz Divina